domingo, 2 de febrero de 2014

A Bilbao!

El trayecto en avión mereció la pena.


El pasado viernes tuvimos el puente de la Constitución, y, aunque soy muy reacio a los viajes, esta vez me he animado a hacer uno cortito. Y es que, ya que el avión es el medio de transporte más cómodo, y aprovechando unas ofertas de Iberia, me decidí por fín a comprar unos billetes para Bilbao. 

No ha sido, aún así, un viaje barato. Saliendo de Pintxos como acostumbro, las cenas me han salido más bien caras, aunque el alojamiento gratis lo ha compensado un poco. El viernes a primera hora de la mañana cogí el autobús hacia el Aeropuerto de Loiu, y tras la rigurosa hora de espera para el embarque llegamos a nuestro destino literalmente en un abrir y cerrar de  ojos.         

La verdad es que he quedado gratamente sorprendido al ver la ciudad: limpia, con bastantes espacios verdes y calles peatonales por las que pasear. Nada que ver con el Bilbao gris y lleno de obras que suelen mostrar los periódicos. El alojamiento, en cambio, no ha sido tan de mi agrado: la habitación amplia, eso sí, pero con el suelo incómodamente abombado, y  nada menos que en un piso 16. Altura que, por otro lado, me ha permitido disfrutar de unas panorámicas realmente espectaculares.  
        
El sábado tocaba turistear, por lo que vimos el Guggenheim, la Basílica de Begoña, la Alhóndiga y Artxanda. Pudimos disfrutar del típico txirimiri vasco durante todo el trayecto, y no faltaron las fotos y la degustación de los típicos "tomates de Deusto", Carolinas y pastelitos de arroz (que han resultado ser unos dulces excepcionalmente buenos por lo que aproveché para surtirme de una buena provisión de ellos para llevarme a casa). Aprovechamos también el día para pasar por la Lonja y visitar a unos amigos.

Hoy domingo, más turisteo: la Plaza Nueva, con parada obligada en el Arenal, y luego paseo por Abandoibarra. Por suerte he encontrado, pese a ser domingo, varias tiendas de souvenirs abiertas donde me he surtido de recuerdos para mi novia y mis amigos. Resumen del fin de semana: andar, andar y mucho andar.

Un fin de semana intenso, con agradecimiento a Ana Rosa, por ser una excelente guía y una inagotable fuente de datos culturales sobre la capital Vizcaína, y a mi casero por la hospitalidad mostrada y la recepción con la nevera llena de alimentos. Gracias a ellos, me he sentido como si estuviera en casa. 

En un rato parto hacia el aeropuerto, donde cogeré el avión de vuelta Bilbao-Bilbao para llegar por fin a casa, porque mañana trabajo y prefiero acostarme pronto hoy. De modo que cierro el blog con algo de prisa, ya que si pierdo este vuelo me tocará sacar otro billete (y ya se sabe que a última hora se disparan los precios). Así que, hasta aquí la crónica de este puente aventurero. Cansado, pero con ganas de repetir la experiencia. 


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