sábado, 8 de febrero de 2014

Curso de pintura

Por desgracia, la profesora explicó que se debe pintar en el lienzo
 y no sobre uno mismo antes de que yo llegase, aunque trataré de 
tenerlo presente para la próxima vez. 


Esta última semana he tenido la ocasión de participar en un curso que se me ha hecho rematadamente corto, puesto que he disfrutado como un enano. Y es que, encontré hace un par de meses en groupón una oferta para dar clases de pintura, que, si bien no ha sido nunca mi fuerte, sonaba bastante entretenido. Como ya iba siendo hora de canjear el bono, el pasado lunes me personé en la dirección indicada donde me atendió una señorita muy amable. 

Parece ser que el curso de pintura estaba pensado para persona ligeramente más jóvenes, como bien me indicó la susodicha señorita. Sin embargo, al hacerme una prueba de nivel, confirmó que había acudido a la academia de arte correcta, y me adjudicó una plaza en el primer nivel, alegando que no había cursos inferiores. 

Lo cierto es que adquirí nociones artísticas muy interesantes: nos enseñaron a mezclar colores, a trazar formas básicas y a no salirse de la línea al colorear; algo que mis compañeros de clase parecían ya empezar a dominar. He de reconocer que la tarea no fue sencilla; y que, tal como se puede apreciar en la fotografía, acabé hasta arriba de pintura, incluída la barba y parte del pelo. Además, al ver a mis compañeros jugar con los pinceles, tuve la feliz ocurrencia de introducirme uno en la oreja, generándome una infección bastante desagradable, y teniendo que recurrir a la venda que podéis apreciar.

Por otro lado, el ambiente lectivo era muy agradable; si bien he tenido conflictos con uno de mis compañeros, que insistía en utilizar los colores que yo quería; y al que he tenido que acabar tirando del pelo para que cogiese otro. Por lo demás, y dejando de lado un pequeño sermón de la profesora cuando me he subido encima de la mesa celebrando que había terminado mi dibujo, la experiencia me ha gustado.

En resumen: un curso bastante difícil, pero muy gratificante a todos los niveles. Creo que he descubierto mi vocación, si bien es cierto que me queda aún bastante camino por recorrer; pero no me sorprendería ser el nuevo Van Gogh del siglo XXI, una vez haya aprendido a trazar líneas rectas y me aprenda los resultados de las mezcla de colores primarios (nota mental: amarillo + azul + magenta NO da blanco). 

Resaltar que el nivel de la clase parecía bastante elevado; recordándome algunos de sus dibujos a obras que he visto expuestas en el Guggenheim, todas ellas trazadas por grandes artistas. Sin duda, pese a su corta edad, demuestran ya una madurez emocional muy notable, para poder alcanzar tanta expresividad en el uso del color. 

No negaré, eso sí, que según estaba yendo me daba bastante pereza hacer el curso. Pero por suerte, ha sido algo momentáneo y me he animado a ir, de todos modos; puesto que de lo contrario me habría perdido esta inolvidable experiencia en la que, en todos los sentidos, he disfrutado como un niño. 

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