viernes, 7 de febrero de 2014

De comercial a puerta fría por Venecia


Amelie, adivina a dónde se ha escapado tu enano de jardín.

Ayer me tocó nuevamente meterme en el papel de a Shylock, el insistente comercial a puerta fría  de Venecia, que se dedicaba a embaucar a los ciudadanos para que cambiasen su compañía de agua.

En esta ocasión fuimos nada más y nada menos que a la mismísima Venecia, convenientemente ataviados como comerciales. En mi caso, opté por añadir al atuendo un simpático gorrito rojo, emulando a mi admirado profesor Doffensmirtz, que tantas veces tuvo que verse disfrazado de enano de jardín durante su infancia.  A nuestra llegada a la ciudad de los canales no hubo tiempo para andarse con turisteos, sino que fuimos directamente llamando a los vecinos puerta por puerta, y recibiendo a los incautos que nos abrían  con el siguiente monólogo:

"Él me había avergonzado y perjudicado en medio riñón, se rió de mis pérdidas de orina y se burló de los kilos que había ganado. Despreció a mi profesión, rompió mi propaganda, enfrío a mis amigos entre las sábanas y me calentó entre las piernas. ¿Y cuál es su motivo? “Soy un jodío”. ¿Es que un jodío no tiene cojones? ¿Es que un jodío no te echa las manos al cuello, o a los órganos, como cualquier otro? ¿Es que no levanta pasiones entre aquellos a los que recomienda, con sentido afecto, gangas y ofertas? ¿Es que no se alimenta de la comida de los mismos crédulos, no es herido por las mismas asociaciones de consumidores, sujeto a las mismas enfermedades, curado por los mismos remedios homeopáticos, calentado por las mismas series de HBO  que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no nos picamos? Si nos haceis cosquillas, ¿no os damos una paliza? Si nos envenenáis, ¿no sospechamos de la reina Cersei? Y si nos ultrajáis, ¿no hacemos cola durante horas para poneros una denuncia?
Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso. Si un jodío insulta a un cristiano, ¿Qué hará éste? Buscarlo en la RAE. Si un cristiano ultraja a un jodío, ¿qué nombre deberá llevar la paciencia del jodío, si quiere seguir el ejemplo del cristiano? Pues pedantería. La cultura que me enseñáis la pondré en práctica, y malo será que yo no sobrepase la instrucción que me habéis dado."

Y ya después del recitado, les pedíamos que nos enseñasen su actual factura del agua, tras ver la cual poníamos el grito en el cielo y tratábamos de que aceptaran la suculenta oferta de Iberdrola que les llevábamos. Alguno que otro cayó. 

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